Convertimos lo que era sólo un socavón a 1,5 km bajo tierra en un espacio acogedor: un comedor para más de 200 personas y una sala de descanso, construidos con materiales naturales como madera teñida y estructuras metálicas duraderas.

Gracias a la masa térmica del terreno, logramos mantener una temperatura estable con el sistema de ventilación mecánica que diseñamos con los ingenieros a través de unas salidas naturales de aire que conectan con la superficie, la propuesta de iluminación indirecta aporta un ambiente que reduce el estrés, eleva el ánimo y mejora la interacción entre los mineros.

El tratamiento con elementos que simulen árboles fue el de traer elementos naturales al espacio subterráneo recreando el exterior, en el interior.